Vigilar el estado sanitario de los
invernáculos y mantenerlos muy limpios, quitando todas
las hojas secas y quemando las que presenten cualquier
indicio de enfermedades.
Provenirse contra el frío excesivo preparando esteras
para cubrir los vidrios al anochecer y, si fuera
necesario, algún sistema de calefacción como el indicado
anteriormente., hecho a base de macetas y lámparas de
kerosene. Llevar a invernáculos
calientes las plantas cuya floración se desea acelerar,
por ejemplo, las Calceolarias, las Cinerarias y las
Prímulas. Si la estación se
presenta húmeda, es necesario redoblar el cuidado
de los invernáculos en previsión del desarrollo de
enfermedades criptogámicas. Ventilarlos durante el día
abriendo las ventanas del lado opuesto al viento para
evitar corrientes de aire.
Mantener carpida y moderadamente
húmeda la tierra de los Claveles, desinfectarlos y
quitarles los pimpollos laterales, tutorando las ramas
cuando su desarrollo lo requiera.
Vigilar el follaje de las plantas de
Crisantemos, y si aparecen pulgones, pulverizarlos con
sulfato de nicotina al 1%. Despimpollarlos si se desean
flores grandes y no mojarles nunca las hojas al regar,
para impedir el desarrollo del oídio. Si a pesar de tal
precaución se desarrolla esta enfermedad, combatirla
mediante espolvoreo de azufre. No emplear caldo bordelés
para no manchar el follaje. |