Tras algunas experimentaciones
inconclusas, la recién fundada Argentina Sono
Film, produjo Tango en 1933. Esta
"cabalgata musical" dirigida por Luis Moglia Barth
con Azucena Maizani, Luis Sandrini, Libertad
Lamarque, Mercedes Simone, Tita Merello, Pepe Arias
y Juan Sarcione, fue la primer producción sonora
integral estrenada en nuestro país.
Ese mismo año, la compañía Lumilton estrenó
el trabajo de Enrique Susini Los Tres Berretines,
en la que aparecían retratados el tango, el fútbol y
el cine en el marco de una familia, con la
intervención de Luis Sandrini (a esa altura, la
estrella del cine nacional) acompañado por Luis
Arata y Aníbal Troilo –entre otros–.
Estas películas hicieron que el séptimo arte
adquiriese cada vez más popularidad y se integrase a
la vida cotidiana de los espectadores. A la vez, las
mencionadas empresas contaban con estudios propios y
producían una treintena de películas anuales, que
eran exportadas a toda Latinoamérica.
Los principales realizadores de esta etapa fueron
Manuel Romero (La Vida es un Tango, La
Muchacha del Circo, Fuera de la Ley),
Mario Soffici (Prisioneros de la Tierra),
Leopoldo Torres Ríos (La vuelta al Nido,
Aquello que Amamos), Luis César Amadori (Dios
se lo Pague, Almafuerte, Hay que
Educar a Niní) y Francisco Mugica (Así es
la Vida; Los Martes, Orquídeas).
Otros directores que comenzaron su andadura en esta
época fueron Carlos Hugo Christensen (Safo,
El Ángel Desnudo), Lucas Demare (La
Guerra Gaucha, Su Mejor Alumno),
Daniel Tinayre (Bajo la Santa Federación,
Mateo), Manuel Romero (Noches de Buenos
Aires, Los Muchachos de Antes no Usaban
Gomina) y Alberto de Zavalía (Dama de
Compañía, Rosa de América).
En ese contexto también se multiplicaron las
comedias livianas y melodramas especialmente
dirigidos a las “damas y damitas”, público femenino
que colmaba las salas.
Los '40 vieron el surgimiento de la cooperativa
Artistas Argentinos Asociados, donde se agrupó
gran parte de la industria. En la extensa
filmografía de esta etapa, se destaca especialmente
el film de Lucas Demare La Guerra Gaucha
(1942), un relato de gran calidad en términos de
epopeya.
Sin embargo, la segunda guerra mundial perjudicó
notablemente la importación de materia prima, lo que
motivó la creciente intervención del Estado en la
asignación de créditos y distribución de película
virgen. Pese a muchas dificultades, la
cinematografía nacional siguió adelante. Hugo del
Carril se convierte en la figura destacada de esos
años(Las Aguas Bajan Turbias, La
Quintrala, Más Allá del Olvido).
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