Enmacetar los almácigos de
Cinerarias, Prímulas, Cyclamen, etc., que estén de
tamaño apropiado y colocarlas sobre una capa de
carbonilla o de ladrillos machacados, lo mismo que las
macetas en que se haya plantado bulbos para forzar.
Regar moderadamente los Crisantemos sin
mojarles el follaje y suministrarles abono líquido en
forma periódica y regular.
Habiendo terminado de florecer las
plantaciones de Nerine, carpirles la tierra abonarla.
Continuar la preparación de gajos
indicada en el mes anterior, pudiendo reemplazar las
cajoneras, cubriéndolos uno por uno con frascos de
vidrio de los que se emplean para mermelada.
Prestar la mayor atención a la
formación o aumento del martillero, utilizando todos los
restos vegetales fácilmente descomponibles de que se
disponga, siempre que no presenten ataques de plagas o
de pestes, que podrían transmitir a los cultivos
futuros. Tener presente que el suelo de Buenos Aires es,
en general, muy denso y compacto y que es un verdadero
desperdicio no preparar mantillo con que aligerarlo, si
se dispone de un rincón apropiado y de materiales para
alimentar un martillero.
Recordar que el mantillero no tiene el
inconveniente del estercolero, es decir que produce olor
desagradable, de modo que no hay inconveniente en
construirlo cerca de las habitaciones, tomando sólo la
precaución de disimular su vista mediante un cerco vivo. |