La cocina argentina es el
resultado de una sabrosa síntesis,
producto del aporte de los platos
europeos pertenecientes a las distintas
corrientes migratorias, sazonados y
combinados con alimentos propios del
suelo nativo.
Forman parte de la gastronomía criolla
el asado con cuero, el locro, la
carbonada, la humita, el mote, el tamal,
la chanfaina, las empanadas, el chipá,
la mazamorra, el dulce de leche, el
arrope, la yema quemada, el quesillo de
cabra con miel de caña y una deliciosa
variedad de dulces regionales. La
infusión característica es el mate
–compartido con sus vecinos
latinoamericanos del Sur–
preferentemente “verde” o “cimarrón”
(amargo), con sus variantes: dulce,
cocido, de leche y “tereré”. Las bebidas
tradicionales, en tanto, son el vino
patero, la aloja y la chicha (estas
últimas en las provincias del Noroeste).